Introducción Cuando el rey Luis XIV, que desde hacía cincuenta y cuatro años dominaba Francia con su grandiosa personalidad, estaba en trance de morir, reunió a sus principales dignatarios y a sus servidores más fieles y después de haberles recomendado encarecidamente que velaran por su sobrino, nacido después de la muerte del padre, el delfín, añadió: «Obedeced las órdenes que os dé: él gobernará el reino. Espero que lo haga bien…»