La historia El conde de Barcelona Ramón Berenguer IV (1131-1162), a la sazón conde de Provenza, tuvo ocasión de conocer de cerca la obra colonizadora llevada a cabo por la Orden del Císter en la pequeña y bella abadía de Le Thoronet. Ello le decidió a donar las tierras de la llamada Cataluña Nueva –al S. y SO. de la confluencia de los ríos Llobregat y Cardener–, libres ya del dominio musulmán una vez reconquistadas Tortosa y Lleida (1148-1149), a los “monjes blancos” para que las repoblasen y erigiesen allí una abadía.