Historia El uso de esta denominación, uno de cuyos primeros registros se halla en el fuero concedido a la población de Miranda de Arga (Navarra) por el rey Sancho VI de Navarra (1150-1194) en 1162, se generalizó en la segunda mitad del s. XII y sustituyó progresivamente a la de magnate, que había designado hasta entonces a la más alta categoría de nobles. Como los magnates, los ricohombres eran, así pues, nobles de linaje, directamente ligados al rey por relación de vasallaje. Servían al monarca como consejeros en el gobierno del reino —por eso formaban parte del Consejo Real, heredero del palatium y de la Curia Regia, a los que habían pertenecido los magnates— y le ayudaban en la administración de los territorios.